Lo circular de aquella ventana lo
había atrapado para siempre.
Se había quedado con pocas imágenes
de aquella época.
Pero la ventana redonda estaba en
la puerta metálica de su memoria prendida con imanes en las cuatro puntas.
Y así andaba por allí buscándola
mientras buscaba.
El día que se encontraron en la
calle de casualidad el andaba como siempre con la ventana a cuestas y la
guitarra en la otra mano.
El día que se perdieron de algo
paso desapercibido para los dos.
Quizás porque el estaba mirando fascinado
por la ventana redonda que por fin habían encontrado en el remate de la
esquina.
Quizás porque ella no había
podido darse cuenta que el quería la ventana porque mágicamente la convertía a
ella, en dos.
Èl fascinado en el reflejo de su
ventana circular muy parecida a aquella de la pensión de mala muerte, aquella
de los primeros encuentros.
Ella convencida que no era la ventana lo que extrañaba…
Corregidme si mequivoco. Esto no es parecido a lo que cuenta Falco que le pasaba con Blanca? Cuando dice "Blanca corria la luna/ y yo corria tras ella" (tras Blanca).
ResponderEliminarClara-mente, uno sólo está capacitado para buscar lo que ya encontró.
Encontré esto, nomepreguntescómo, y te lo quería mostrar a ver qué te parecía. Porque es viejo y hasta a mí me sorprendió; no sabía que me daba por la narrativa. Va acá porque enseguida me hizo acordar a los amantes del círculo polar. Se llama Grito, o algo así.
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La vio a la pasada desde la ventanilla y la reconoció aunque no estaba desnuda. Cuando se quiso dar cuenta ya había gritado ¡anoche soñé contigo miamor! Pero nadie lo escuchó. Y siguió, pegado al vidrio, mirando lo que el vidrio miraba.
La noche había sido difícil desde el encuentro. La noche y el sueño. En el sueño la había seguido buscando pero nada. No supo su nombre ni dónde habría ido. La buscó sin hallarla en otras caras soñadas, pasadas, inventadas.
Se dedicó el resto de la mañana a bostezarla y a tratar de encajar en el sitio en que se hallaba. Subió, bajó, llamó, atendió, se ganó el día y perdió la noche en el sinsentido austero de aquel beso intransferible, nada austero por cierto. La calle siguió y él también, ya olvidado del cuento, en el cuestabajo de la tarde recién enfriada, de abril en pleno marzo.
Ella había quedado perdida en el sueño, y otra vez perdida en la tarde. Perdida pero no desenterada. Bajando a la calle sin darse cuenta quedó helada. La tarde no había enfriado tanto aún. Pero el grito había sido una fiesta, un desgarro y una súplica. Una amiga la sacó del brazo volviéndola a la vereda y a la vida. Nadie más oyó nada. Los ojos mojados y el corazón en la boca, no supo para dónde mirar y miró para todos lados a la vez. Supo que tenía que encontrarlo. Casi ni te conozco, le había dicho. No supo por dónde empezar y quiso dormir. No pudo. Se fue a la misma vereda de la tarde, la noche ahora sí estaba helada. Las dos lo estaban.
Él quiso hacer lo de cada noche. Durmió. La recordó sin quererlo. Primero en la tarde, y antes en la noche. Otra vez la quiso inventar recordar, sin conseguirlo. Quiso volver a soñarla. Nada. No estaba allí.
La mañana empezó temprano. Y mal. Los días perdidos y las noches desesperadas iban taladrando el humor, las ganas y los buenos modales. Cambió la estrategia. Olvidó todo lo demás. Y hasta su nombre. Agarró sus cosas y trasladó el sitio del sueño para la vereda de aquella tarde.
Conocía ya cada rincón de la noche y hasta presentía la hora en que alguna amiga le llevaba café. Esta noche no se sentía tan sola como de costumbre. Y algo vio en la sombra, otra sombra, que le resultó nueva y tal vez reconocida. Se acercó a tientas hasta reconocerse en el sueño y en el soñador, que en ese momento terminaba de buscarse y se incorporaba queriendo explicar todo, y no hubo nada que explicar. Nada quedó fuera del deseo, del agua y del fuego allí sobre la tierra, aquella noche iluminada de febrero en pleno julio.
No pude dejar de oler un café recién echo en u boliche de aquí o de Baires.
ResponderEliminarNo pude dejar de verle unos bigiotes a el y ella un vestido de flores pero transparente claro esta.
No pude dejar de Pensar En la Maga de rayuela y en este Poema simplemente
perfecto de Nuestro amigo en común
UNA CARTA DE AMOR
Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo
como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,
todo eso es tan poco
yo lo quiero de vos porque te quiero.
Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,
y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.
las he escrito peores
Eliminarpero también mejores
porque fueron mis amores
que fueron lo que pudimos
y hasta un poco más también
cotidianos perdedores
y a la larga ganadores
de las cosas que nos dimos
nos quitamos nos dijimos
el silencio no es olvido
que no hay!
es sólo estar
atendiendo los semáforos
de la suerte
en otro lugar
Y que Falco este en lo que escribo es totalmente así hablamos mucho ybastante seguido
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