domingo, 19 de junio de 2011

El Concepto

Siempre tubo presente aquello del concepto.

Aquello que había escuchado ya no sabia donde de que el concepto no es fácil de lograr

De que es como el dejo a perfume de un frasco que alguna vez lo contuvo.

Pero un dejo justo casi se podría decir que calculado a la perfección.

Era necesario el frasco, el perfume y sobre todo el tiempo justo para que el concepto surgiera.

Un aroma que apenas huele marcando presencia y se hace parte del ambiente unificando todos los aromas.

Era por eso que nunca quería pensar en términos de conceptos y mucho menos si se trataba de conceptos tan importantes para él.

Pero le resultaba inevitable cuando su relación de pareja después de 3 años de separación había caído en lo conceptual.

Solo quedaba el dejo aromático de sus épocas con Laura, lo más común y rítmico de la relación, como si los baches y exabruptos nunca hubieran estado.

En resumen un buen proceso de conceptualizaciòn pensó mientras descendía de aquel bus gris que lo llevaba todos los días al mismo lugar.

En la otra parte de la ciudad; Laura que nunca se había caracterizado por su poder de abstracción, se tomaba como todos los días la pastilla redonda y blanca que le ayudaba a la vida que hacia 3 años le tocaba vivir con un hueco.

La diferencia entre los dos era tan solo una cuestión de concepto o tal vez de perfume y de tiempo….

jueves, 14 de abril de 2011

22

Le había jugado al mismo numero y a la cabeza infinidad de veces.

Por aquello de que a la suerte hay que tentarla.

Hasta que un buen día se olvido de tentar lo imposible y se dedicó a los menesteres que hoy le ocupan.

Menesteres estos que le hacen pasar algunos días tranquilos y otros como este no tanto.

Pero bueno como dice la canción “días son días”, pensó y siguió caminando por el medio de las vías del tren.

Calle segura cuando se teme siempre que un patrullero le este pisando los talones a uno.

Por las vías solo había que tener un poco de cuidado al tren que pasa dos veces al día.

Dos veces, como el 22 que son dos veces dos, el numero de su no suerte .el de la cabeza.

Llego a la estación, el tren aun no había pasado y no había milicos en la vuelta.

Sacó un boleto, miró el numero 4322, no pensó nada porque él no estaba pensando como nosotros en el 22.

Espero el tren callado, mirando a la nada, saboreando la suerte de quien escapa después

de creerse perdido.

Una ráfaga de ardor lo atravesó en un costado, de lejos el hombre guarda un revolver 22.

Esta vez la suerte había caído en la trampa….